sábado, 30 de noviembre de 2013

Camino


Cada mañana se levanta triste.
La luz de las tinieblas inunda su mirada
vacía.
Teníamos un sol en cada cuarto
y nos bañábamos en él desnudos
después de la merienda.
Aún siento sus caricias,
aún siento tus caricias.
Cada mañana me despierto lejos
de todas esas cosas que otros llaman
la vida.
Un largo trecho queda por delante,
un camino perdido
pero seguro y cierto como el día
en que llegué a este mundo. 

martes, 19 de noviembre de 2013

De traducciones, higueras y peces de Babel



Estoy leyendo en su versión original en inglés un interesante ensayo de David Bellos sobre la traducción. Su título: Is That a Fish in Your Ear?: Translation and the Meaning of Everything. En español se ha traducido como Un pez en la higuera. Una historia fabulosa de la traducción. Mal empezamos. Uno de los axiomas que se proponen es que a efectos de comunicación lo inefable es irrelevante, precisamente porque no se puede transmitir, y en consecuencia todo lo que pueda ser expresado en un lenguaje lo puede ser también en otro, incluyendo la poesía, de la que son muchos los que afirman que es intraducible, y en todo caso da lugar a un poema nuevo. Estamos de acuerdo con la sutil disquisición del autor, pero lo que ya no se ve tan claro es la posibilidad de transmitir esa idea, ese mensaje, de una manera fidedigna. En las instrucciones de una lavadora la labor es mucho más sencilla que en un poema, donde el traductor debe ser él mismo un poeta para producir ese efecto milagroso de comunicación que no desvirtúe el original, ni para mal ni, ojo, tampoco para bien, pues no son pocos los casos de traducciones de poemas más brillantes que su fuente, lo que no sé si es loable desde el punto de vista utilitario de la labor de la traducción. No hay que irse muy lejos para comprobar un ejemplo de lo que digo: el propio título del ensayo en inglés, Is That a Fish in Your Ear, hace referencia al serial británico de ciencia ficción The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, emitido originalmente por BBC Radio en los años 70 y convertido posteriormente en cómic, libros, series de TV e incluso película. En el mundo anglosajón goza de enorme éxito, y en él aparece el llamado Pez de Babel, descrito en Wikipedia en estos términos: "The Babel fish is small, yellow, leech-like, and probably the oddest thing in the universe. It feeds on brain wave energy, absorbing all unconscious frequencies and then excreting telepathically a matrix formed from the conscious frequencies and nerve signals picked up from the speech centres of the brain, the practical upshot of which is that if you stick one in your ear, you can instantly understand anything said to you in any form of language: the speech you hear decodes the brain wave matrix." En definitiva, un pez que se introduce en tu oído y hace de traductor simultáneo, de modo que se puede entender cualquier palabra que nos digan, por muy extraño que sea el lenguaje. Evidentemente, en el mundo de habla hispana no tenemos la referencia cultural de este intrépido pececillo, por lo que una traducción literal como Es un pez eso que tienes en el oído? no cumpliría con el objetivo de comunicación. Se ha optado por lo del pez en la higuera, pero, francamente, no veo la relación con el mensaje del título original. Se podría haber puesto como título el contenido de la presente entrada, pero me temo que los editores no habrían tragado. Entonces, ¿qué traducción hay para ese título? ¿No sería un título "intraducible"? Me gustaría que Mr. Bellos contestara a esta pregunta, aunque fuera en arameo.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Amaneceres pálidos


Hoy ha llegado el frío de golpe a Sevilla, que ya tocaba. Al volver a casa me he puesto una prenda de abrigo que no utilizaba desde hace meses, y en el bolsillo he encontrado una cuartilla con mi letra. La verdad es que no recordaba haber escrito este poema, ni lo entiendo mucho, ni me reconozco en él, pero yo lo copio por si las moscas, que para eso es mío.

Anestesia vital, ranas ahogadas
en el agua de las primeras horas,
honda y sombría.
La mirada al frente, rostros veloces
se deslizan encima de las tapias.
Y no duelen los años.
El sueño de la noche desemboca
en unas mariposas frías
que tiran suavemente de las sábanas
para arrojarnos muertos a la vida.
Y no duelen los días,
y no vuelven las ranas,
y los amaneceres pálidos
siguen vistiendo la mañana.

viernes, 15 de noviembre de 2013

De tertulias



Ayer me reuní después de demasiado tiempo con mis amigos de tertulia: José Manuel, Ramón, Jesús, Alonso, Fernando... Bastantes ausencias, muchas ya cantadas, pero lo importante es que sigamos viéndonos, mantener viva esa modesta llama de inquietud, vivencias y conocimiento compartido, que es precisamente lo que echamos de menos en nuestra vida diaria, sometidos a las urgencias del día a día y rodeados de seres queridos y no tan queridos pero con los que normalmente no podemos comunicarnos en esa clave nutricia (perdón por la pedantería), condenados a rumiar nuestros afanes creativos en jornadas de lectura y escritura tan intensas como solitarias.

Y lo mejor de esta tertulia nuestra es el desparpajo y la libertad, algo que por desgracia no es demasiado común entre literatos y sucedáneos: en el planeta libro las puñaladas corren como en una tragedia de Shakespeare, y no digamos ya en la poesía: la gente se encastilla en su propia excelsitud y forma sectas que dejan al tan criticado Opus Dei a la altura de un club campestre. Y es que tenemos la funesta manía de rodearnos de gente que piensa exactamente igual que nosotros sin darnos cuenta de que eso empobrece nuestras relaciones. De acuerdo con que a todo el mundo le gusta sentirse respaldado en sus planteamientos vitales, y también es cierto que la compañía reconforta, pero la búsqueda de la verdad (e, incluso, de la belleza) pasa por confrontar ideas, intercambiar puntos de vista y sobre todo huir de las ideologías, vecinas cercanas del fanatismo.

Así que hoy me he levantado contento de ver de nuevo a mis amigos, tan conservadores ellos, tan católicos (sobre todo uno), porque me sienta bien su compañía a pesar de que seamos tan distintos. O quizá es que no somos distintos, sino que vemos la vida de manera distinta, lo cuál es muy distinto, valga la distintuntancia. A todos ellos (presentes y ausentes) dedico mi entrada.

P.S. El tema estrella de la tertulia de ayer fue el chapapote blanco.

jueves, 14 de noviembre de 2013

El espejo de Eichmann


Hannah Arendt tenía razón: el mal en su faceta más terrible no es radical; son muchos los que tienen dentro un Eichmann. El holocausto sólo fue posible con la complicidad y la participación más o menos activa de millones de alemanes normales y corrientes afliados al NSDAP; hoy también se afiliarían si se dieran las circunstancias. Y no es porque fueran alemanes: el genocidio acecha en cualquier pueblo y lugar, desde Uganda hasta Rusia pasando, por qué no, por toda Europa Occidental. La historia del mundo civilizado es la historia del mal. El ser humano se aliena ante los hechos consumados, renuncia a su condición, prefiere dejarse llevar por la corriente que bogar en contra y perder el calor de los camaradas. Sólo unos pocos héroes levantaron la voz, y se hizo todo lo posible por silenciarlos. Algunas de esas voces aún resuenan, pero su eco es débil frente a la sangre inveterada y dócil.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

De teologías


Para una mente científica como la mía la teología es pura entelequia, un castillo de naipes al que consagran sus mejores horas ciertos fanáticos iluminados, brillantes a su manera y bastante peligrosos. Pero como además de científica mi mente es abierta, concedámosles un minúsculo atisbo de verosimilitud.

Humildad, eso ya no me lo pidáis.

martes, 5 de noviembre de 2013

Ecoilogismo


Oído hoy en un hipermercado:

Él: Mira qué bien, venden puntas de espárragos.
Ella: Pero, ¿eso conviene ecológicamente?

Vale que nos preocupemos por el medio ambiente, pero de ahí a convertirnos en unos gilipollas va un trecho. Definitivamente, con buenas o con malas intenciones, no tenemos remedio.