viernes, 4 de mayo de 2012

Apuntes (161): Ritmo, muerte y aifons



Si alguien te admira, mala cosa; pero si además te lo dice, prepárate para lo peor.

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Decía Ramón (para los amigos), o cuenta Foxá que decía, que morir es dormir sin narices. Y se me vienen a la mente esos desoladores cuadros de Munch donde mujeres desnarigadas velan a unos muertos abrumados por un luto sin consuelo.

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Un buen rey no tiene por qué serlo; le basta con parecerlo.

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Nunca se sabe dónde está el ritmo. Aparece de improviso, se sabe que está ahí, agazapado entre las líneas, y no hay manera de extraerlo: vive su propia vida en otro espacio, y cuando baja tan sólo deja un rastro.

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Mientras la gente siga gastándose el dinero en aifons no debemos preocuparnos. Lo malo será cuando descubramos que los aifons no se comen.

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El súmmum gastronómico: comerme a cucharadas una lata grande de leche condensada.

6 comentarios:

Elías dijo...

Me apunto a esa dulce gula de la leche condensada. Para pasar en lo posible la desazón de las demás reflexiones.

Abrazo.

Teresa A. dijo...

Cielos. Mal vamos, Sr. Ridao. Yo no sólo le admiro (y se lo estoy diciendo...), sino que la idea de zamparme una lata de leche condensada a cucharadas me pone enferma.

Ah, y tengo aifon...

¿Me voy por donde he venido?

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Los mejores halagos son los que se hacen a espaldas de, sin saber qué los has oído. ¡Incluso parece que fueran verdad!
¿Has probado a meter esa lata de leche condensada sin abrir en una olla pronto, al baño maría, durante media hora y comértela -el contenido, se entién- después de enfriada -evídén-?
¡Qué delicia de calorías!
Salu2 hipercalóricos.

José Miguel Ridao dijo...

Elías: y si en vez de a cucharadas abrimos un poquito la tapa de hojalata y la dejamos caer por un hilillo dentro de nuestra boca... bueno, eso es celestial.

Bienvenida, Miss Honky. Sí que está mal la cosa. Al menos espero que no esté pensando en comerse su aifon. Como no se puede admirar a quien no se conoce, no me doy por admirado.

Dhyego: eso hacía yo hasta que nos expropiaron Repsol. Que les den a los argentinos y a su dulce de leche... (es broma, Liliana).

Abrazos nada admirables.

Mery dijo...

Tenemos que aferrarnos a las letras y a su ritmo , o al ritmo de la música, para vivir un poco felices, y si es con leche condensada a borbotones, ni te cuento. Yo la prefería abriendo dos orificios y chupando, así, a lo bestia.
Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Yo así no la he probado, Mery.

Corro al híper.