lunes, 20 de junio de 2011

Apuntes (110): Bloguera volant



Redactar estos apuntes en el ordenador y, todavía más, directamente en la plantilla de blogger, es como traicionar al cuaderno de papel que han usado los diaristas durante generaciones, sabiendo que probablemente nunca compartirían sus anotaciones con nadie o, si acaso, con los más íntimos. Incluso los escritores que tenían la intención de publicar su diario escribían con la tranquilidad de que pasarían años hasta que éste viera la luz, y en ese tiempo habría tiempo para recortes, adendas y correcciones. Los diarios en la red constituyen un nuevo paradigma en el género por su frescura, inmediatez en la publicación, interactividad y, no todo iba a ser bueno, por su condena al entierro en los sótanos de Internet al poco tiempo de su publicación.

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Este diario va muriendo día a día, conforme lo leen con más o menos asiduidad los visitantes de mi blog, a los que debo en gran parte la motivación para llevarlo. Para mí, sin embargo, esa muerte es relativa, y de vez en cuando lo resucito, acudiendo a entradas antiguas. Muchas de ellas están anotadas en mis cuadernos de papel, pero otras no, y el orden definitivo, la forma más o menos acabada que he pretendido dar a mi diario, la he volcado en mi blog, que, al fin y al cabo, no es más que unos millones de bytes volanderos, que no se sabe si permanecerán mucho tiempo en esa nube que nos venden los gurús informáticos, o en el disco duro de mi ordenador, que tiene fecha de caducidad, o en mi pen drive, que pierdo con una periodicidad mensual. Por eso preferiría contar con un flamante diario en papel, con sus tapas duras y su tipografía elegante, que incluyera también las imágenes con las que acompaño algunos textos. Ese objeto precioso lo guardaría en sucesivos volúmenes en una estantería de mi biblioteca, con la certeza de que duraría lo que ha durado un libro desde que se inventó la imprenta, o desde los tiempos de los pergaminos: cientos, miles de años.

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¿Y a qué ese afán de que dure lo que uno ha escrito? Vanitas vanitatis...

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Para conservar, para venerar algún objeto, éste debe ser tangible. Nadie en su sano juicio perdería la cabeza dentro de cien años por un e-book editado en 2011. Si desaparecen los libros de papel, con ellos morirá la bibliofilia. Conviene separar claramente dos cosas: lo leído y el objeto en que se lee. En cuanto a lo primero, el formato electrónico va ganando puntos por lo práctico; yo mismo leo ya más en mi reader que en papel. En cuanto a lo segundo, mi ridáider es de usar y tirar. No me dolerá comprar otro más avanzado; es tan sólo una cuestión de dinero.

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Bloguera volant, scripta manent.

3 comentarios:

Jesús Díaz Palma dijo...

Enhorabuena macho. Vaya entrada. Pa quitarse el sombrero.

Jesús Díaz Palma dijo...

Enhorabuena por la entrada...

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, hombre. En el diario de papel no me dice nadie estas cosas.