lunes, 25 de abril de 2011

Apuntes (XCIII): The "Wits" of Father Brown


El padre Brown es una especie de Sherlock Holmes con sotana, tan ingenioso y agudo como aquel monje franciscano que viajó a la abadía de la novela de Umberto Eco, y con su mismo desenfado, aunque Chesterton le quita protagonismo en sus relatos, revistiéndolo de una modestia que le impide adquirir una relevancia en ellos mayor que la de desenmarañar brillantemente la trama. El personaje hace gala de un ingenio modesto y nada hueco, lo que es de agradecer en un género que se presta en exceso a los fuegos artificiales. Son relatos de misterio, sí, pero el misterio no se queda en la anécdota del crimen, sino que la trasciende para internarse en la psicología de los personajes, a los que el autor lleva a su terreno con una habilidad digna de encomio.


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Hay que ser honesto con uno mismo, hasta cuando se miente.

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No debería existir el proselitismo, como tampoco el laicismo militante. Quien quiera abrazar libremente una religión, que lo haga. Los no creyentes, que respeten a los fieles. Que no se lleve al terreno de lo público lo que siempre debería quedar en el ámbito privado. Que la religión no sea noticia, y que los rencores y tropelías del pasado queden para los libros de historia. El cristianismo y las sociedades occidentales están maduras para ello; no así el islamismo, cuya aspiración totalitaria es una amenaza para la paz mundial.

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Hay ocasiones en las que vivir se convierte en una tarea hercúlea, y el simple paso de las horas supone una tortura interminable, pero poco a poco las aguas se calman y, con más pena que gloria, el tiempo comienza a fluir suavemente por encima de nosotros, sin apenas rozarnos.

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Cada vez son más los apuntes de mi cuaderno que no saltan a la nube, y también son cada vez más los que llueven directamente de ella.

5 comentarios:

Rafael Hidalgo dijo...

Me parecen muy bien, pero con alguna matización.

Cuando uno sale de casa, ¿se deja en el perchero sus creencias como un albornoz? ¿Quién ha decidido que las convicciones de uno no pueden comparecer en el espacio público siempre y cuando lo hagan con respeto?

José Miguel Ridao dijo...

No lo ha decidido nadie, y de hecho no es así; se trata tan sólo de un deseo mío. No me refiero a un debate, sino a que no veo procedente contemplar asuntos religiosos en la vida pública. Tan sólo un marco legal que garantice la libertad religiosa. y, por supuesto, huir del anticlericalismo. Ah, y que la religión se aleje del poder lo veo esencial. Es mi opinión en un tema muy controvertido.

Mery dijo...

No puedo opinar sobre el P.Brown, no he leído ninguna de sus tramas.
Y desde luego que lo mas íntimo del individuo no debería nunca ser objeto de disputa nacional ni llevarlo al terreno político, siempre propenso al fango.

Un abrazo

Anónimo dijo...

No creo que el Islam sea una amenaza para la paz mundial. El islamismo, eso ya es otro cantar...

José Miguel Ridao dijo...

No está mal, Mery, pero mucho mejor Sherlock Holmes.

Tienes toda la razón, Sara. En realidad me refería a eso, ahora mismo lo corrijo.