martes, 26 de abril de 2011

¡Angelitos...!


Hace unos días, en uno de nuestros paseos por los senderos de Alájar, a los niños les dio por recolectar todas las flores que encontraban por el campo. Al parecer les habían dicho en el colegio que las secaran, para llevarlas luego a clase y hacer una exposición. Como ellos pasan por ser los alumnos más asilvestrados de todo el colegio, para estar a la altura se emplearon a fondo, y al llegar a casa cada uno llevaba un buen manojo. Ahora venía el proceso de secado, que no sabían cómo hacerlo, y les dijimos que lo mejor era poner durante bastante tiempo un peso encima de ellas para que hiciera presión y las aplastara a la vez que las secaba, con lo que las flores quedaría listas para pasar revista. Los sufridos papás nos olvidamos del asunto, y cuando al cabo de un rato volvimos a donde estaban los niños nos encontramos con este panorama.


No os podéis hacer una idea de las horas que empleó Lola en ordenar con esmero las revistas del National Geographic y otras colecciones, con su lomo hacia afuera, ordenadas por fechas, venciendo su natural tendencia a alabearse cuando se colocaban en la estantería, y los puñeteros niños habían deshecho todo el trabajo en unos segundos para aplastar unas florecillas de mierda... ¡Qué simpáticos los niñitos de las narices; una ricura...

P.S. El invento que montaron mis querubines se parece tela a las portadas de libros que cita mi amigo Alejandro en esta entrada.

10 comentarios:

Rafael Hidalgo dijo...

Mi hermana (de niña pequeña, lógicamente) arrancó todas las flores de los maceteros del balcón para comprobar que, efectivamente, tal como les habían dicho en el colegio, tenían raíces.

A veces las lecciones de botánica tienen sus riesgos...

José Miguel Ridao dijo...

Y tanto, Rafael. Mientras que no arranquen los muebles para ver los anillos de la madera...

Mery dijo...

Mas que aplastarlas, aquéllo fue una masacre. Me parto de risa.
Angelitos.
Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Sí, las flores parecían sellos de correos. Un beso.

Naranjito dijo...

La inteligencia de los pequeños diablillos que pululan por los pasillos de mi casa.... !papá, que el primo te está mangado tu colección del Marca para hacer un muñeco de papel marché!
!me cago en tó lo que se menea y en la profesora de plastica!
Que le vamos hacer, amigo Ridao.

Aurora dijo...

Para que veas lo obedientes que són tus hijos, habia que ponerle peso, y a eso se dicaron

Alejandro Muñoz dijo...

Me parto, son unos artistas. Estoy seguro de que llevarán las hojas secas más extraplanas de todo el colegio, José Miguel.

Y no te quejes tanto, que no lo habrías hecho mejor que ellos... ambos sabemos que a ti se te habría caído esa torre de revistas.

Alejandro Muñoz dijo...

Luego leeré la de hoy. Ayer no vi el enlace a mi blog... pero ten cuidado. Te recuerdo que uno de los protagonistas del libro de Doctorow murió aplastado por una pila de periódicos viejos.

Rocío. dijo...

Mira Ridao,haz el favor de no quejarte,los niños son niños,y como tal deben actuar,no querrás que tus niños,con sus cortas edades,sepan to lo que hay que sabé,y sean unos Senecas,anda que no aplastaron bien las flores,como tiene que sé,y lo pronto que encontraron el peso,esos niños son mú listos,mi madre decía que niño que no revoluciona,ni es niño ni es ná,así he salío yo de revolucioná.
Un beso pa tus niños,los artistas.

José Miguel Ridao dijo...

Pues el muñeco sería de tamaño natural, Naranjito, con todas las páginas que salen del Marca.

Es verdad, Aurora. Qué dos nietos tan lindos tienes, aunque la cabeza del chico tiene querencia por el suelo.

No lo sabía, Álex, qué muerte tan horrible. Si al menos hubieran estado nuevos...

Es verdad, Rocío, pero me gustaría manejar yo el cuentarrevoluciones.

Abrazos.